El trabajo del enólogo en el proceso de elaboración de un cava es una tarea ardua y de mucha responsabilidad. Él, a lo largo del año, asume funciones completamente diferentes y debe permanecer alerta a cada tipo de proceso. En los pasos previos a la mezcla de variedades, el papel del enólogo es similar al de un director de orquesta, es el que da su aprobación para empezar la recogida de la uva, es el que escoge las levaduras que se utilizaran para la fermentación alcohólica, y es siempre el que controla casi obsesivamente y de forma inquieta que la temperatura de los tanques se mantenga estable y, durante toda esta época, no cierra ojos por las noches, y si lo hace, es solo para soñar con sus vinos y con sus siguientes pasos a hacer para conseguir un producto de excelencia. Pero en esta época del año, nuestro enólogo asume un papel mucho más complejo, místico y mágico. Se convierte en el verdadero creador, quien moldea, con todo lo que tiene a su disposición, sus diamantes brutos, los vinos, que tendrá que pulir poco a poco en los siguientes pasos para la obtención de nuestros cavas de óptima calidad.
La mano del enólogo se ve en los cortes, en el blendear sus vinos, mezclando los diferentes componentes que constituyen un producto terminado. Es muy difícil que un vino base obtenido en una sola cosecha y proveniente de un solo viñedo y de una sola variedad de vid pueda proporcionar el equilibrio aromático perfecto y el nivel de azúcar y acidez necesario para producir un excelente cava. Es por eso que solemos mezclar diferentes variedades de vinos tranquilos, en nuestro caso, siempre de la misma cosecha, produciendo todos los años Cavas Vintage. Este procedimiento es conocido como mezcla o coupage. Se realiza directamente al final de la primera fermentación y se considera la clave real en el arte de la producción del cava.
Lo que buscamos en nuestra Bodega es aportar lo que falta a un componente con uno que lo tenga, algo así como nivelar la pata coja de la mesa, para lograr complejidad y originalidad en los cavas acabados. Debido al largo envejecimiento sobre lías de nuestros cavas, nuestro enólogo tiene una labor difícil, ya que es difícil predecir el resultado final de la mezcla. No hay ninguna fórmula química en vigor para saber cómo conseguirlo, esto es intrínseco a la experiencia considerable de nuestros técnicos, de sus conocimientos, de su filosofía de estilo de productos y de su toque mágico ;).
El ensamblaje inicial de vinos tranquilos en la denominación de origen Cava implica el uso de 9 variedades de uvas: Macabeo, Xarello, Parellada, Chardonnay, Malvasia, Trepat, Garnacha, Monastrell y Pinot Noir, para dar vida a un vino que se somete a una segunda fermentación, el pasaje clave en el que se forma el perlage en el cava.
Para hacer un blend necesitamos (y por cierto disponemos) de un equipo de catadores de gran experiencia, sensibilidad y fineza, que como compositores deben ser capaces de percibir las particularidades de cada elemento individual para ponerlo en valor en su totalidad. Tienen que ser visionarios, creativos y ser capaces de imaginar lo que quieren lograr, pensando en cómo mejorar y cómo hacer que el producto sea exponencialmente más atractivo, manteniéndose fiel al estilo de nuestra Bodega. El secreto es escoger vinos bases expresivos bajo el punto de vista de la suavidad, de la calidez al paladar y de la acidez. También, según nuestro experto se escogerá que camino emprender, si optar para la obtención de una burbuja fina, sofisticada y bien integrada, con finales muy elegantes para lograr una complejidad mayor en el postgusto..
Las variaciones son infinitas y la degustación del coupage es una disciplina que requiere rigor, conocimiento, capacidad para percibir el futuro y debe ser alimentada por una gran pasión.
Catadores profesionales o simplemente y sencillamente CAVA ENTHUSIAST, estamos ansiosos por saber cómo evolucionará nuestra cosecha 2018.